El objetivo es fortalecer cada vez más nuestra capacidad de atención y concentración, fortaleciendo así una zona de nuestro cerebro llamada zona medial de la corteza prefrontal.
En los últimos 30 años se han hecho numerosas investigaciones científicas en torno a los efectos del Mindfulness, mostrando ser eficaz en el dolor, la ansiedad, la depresión, las adicciones, los trastornos alimenticios, etc.
También es útil para personas que no padecen ningún trastorno, que quieren mejorar el funcionamiento de su sistema inmune, de su cuerpo, cambiar la activación de su psique hacia una actitud más positiva, y una recuperación más rápida de las experiencias negativas.
El Mindfulness además tiene mucha relación con el concepto de resiliencia: la flexibilidad y la capacidad de superación e incluso de salir fortalecidos de las situaciones difíciles de la vida. Con el Mindfulness se activa la parte izquierda de la corteza prefrontal, que es la parte que tiende a acercarse a los desafíos y a las dificultades, en lugar de evitarlos.
La ciencia nos demuestra pues, que con la práctica diaria de Mindfulness, nuestro cerebro, concretamente la corteza prefrontal, experimenta cambios a nivel anatómico, que dan lugar a estos resultados beneficiosos recogidos en el International Journal of Clinical and Health Psychology: