Las personas que sufren de trastorno bipolar, también conocido como trastorno maniaco-depresivo en textos más antiguos, presentan episodios a lo largo de su vida en los que su humor y su carácter cambian drásticamente, ya sea hacia una depresión profunda, o bien hacia el polo opuesto: lo que conocemos como episodios de manía o hipomanía. Entre un episodio y otro, la persona muestra un humor y comportamiento normales.
Durante un episodio de manía, la persona presenta una gran irritabilidad o bien un humor excesivamente alegre, eufórico, con síntomas tales como:
➤ energía excesiva
➤ menor necesidad de horas de sueño (insomnio sin sentir cansancio)
➤ pensamiento acelerado
➤ verborrea (hablar de forma acelerada e ininterrumpida)
➤ sentimientos de grandeza que les pueden llevar a tomar decisiones sin pensar en las consecuencias reales
➤ conductas de riesgo (grandes gastos económicos, consumo de tóxicos, conductas sexuales sin protección o atípicas en la persona, etc)
Los casos más graves pierden el contacto con la realidad, presentando síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios. Estos episodios son muy disruptivos, y suelen requerir hospitalización.
Los episodios hipomaniacos son menos graves y disruptivos, no requiriendo hospitalización. Por definición, cursan sin alucinaciones ni delirios.
Una vez estabilizado el cuadro, el paciente puede recuperar por lo general una vida estable, siempre y cuando mantenga una serie de precauciones para prevenir recaídas.
La prevención de recaídas se convierte en el pilar fundamental del tratamiento, a menor número de recaídas, menor daño cerebral a largo plazo.
Además de proporcionar el tratamiento más adecuado y los controles médicos necesarios,me encargaré de fortalecer la autoconciencia del trastorno en la persona, clave en la detección precoz de un inicio de recaída, para así tratarla a tiempo y evitar consecuencias mayores.