El TDAH es un trastorno que comienza en la infancia y se caracteriza por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad, que afecta a diferentes entornos como la casa, la escuela, el trabajo…
Típicamente son niños inquietos, desorganizados, que suelen olvidar o perder pertenencias, que inician tareas pero no las terminan, que interrumpen excesivamente al hablar o que tienden a tomar decisiones sin pensar en las consecuencias.
No obstante, cuando están participando en actividades nuevas o especialmente interesantes, los síntomas pueden ser mínimos o incluso estar ausentes.
Algunos de estos síntomas pueden estar presentes en otros trastornos como el trastorno negativista desafiante, o el trastorno explosivo intermitente, entre otros cuadros.
Es importante hacer una buena entrevista y exploración clínicas para no confundirlos.
Los test psicométricos también ayudan con el diagnóstico diferencial.

Sin tratamiento, el TDAH en niños se asocia a bajo rendimiento escolar, escasos logros académicos y rechazo social.
En adultos, se asocia a menor rendimiento y éxito laboral, mayor absentismo, conflictos interpersonales y mayor riesgo de consumo de sustancias.
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