El TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o ADHD por sus siglas en inglés) es un trastorno complejo, que afecta en torno al 6% de la población, con una elevada heredabilidad genética y que está dentro de lo que se conoce como trastornos del neurodesarrollo, puesto que tienen una base neurobiológica, están presentes desde etapas tempranas del niño, y producen disfuncionalidad (escolar/social/familiar…)
A menudo estos trastornos se solapan (TDAH + trastorno del espectro autista, TDAH + trastorno por tics, TDAH + dislexia u otros trastornos del aprendizaje…), dificultando el diagnóstico y tratamiento.
Es fundamental acudir a profesionales que realmente tengan experiencia en el diagnóstico y tratamiento de estos sujetos, pues si son adecuadamente tratados, su evolución será mucho más favorable.
Existen distintas terapias y fármacos que han mostrado ser eficaces en el tratamiento de estas patologías, que habrá que individualizar según cada sujeto y circunstancias vitales, con un objetivo claro final: evitar la repercusión que el TDAH genera en la vida del sujeto. Ello engloba:
- Mejorar las relaciones interpersonales (padres, hermanos, amigos, profesores…)
- Mejorar la adaptación escolar/laboral, mejorando la eficiencia y calidad de vida.
- Mejorar la autoestima
- Promover la autonomía o independencia del sujeto
- Disminuir la siniestralidad asociada (consumo de tóxicos, conducción temeraria, accidentes…).
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