Los pacientes con esquizofrenia tienen una esperanza de vida unos 15-20 años menor que la población general. En diferentes estudios, esto se ha asociado a que presentan por lo general hábitos de vida poco saludables: suelen fumar mucho, tener una vida sedentaria con nula o poca actividad física, y además una dieta inadecuada. Todo ello hace que tengan factores de riesgo cardiovasculares, y en consecuencia enfermedades asociadas que acortan su vida (hipertensión, obesidad, hipercolesterolemia, diabetes…). 

Por otra parte, desde hace años existe controversia en torno a si el aumento de mortalidad de los pacientes con esquizofrenia se debe además a los propios efectos secundarios de los tratamientos que toman para su enfermedad mental, ya que algunos de ellos efectivamente aumentan el apetito, el riesgo de diabetes, o de dislipemia, por poner algunos ejemplos.

Con el paso del tiempo, han ido apareciendo nuevos antipsicóticos con menos efectos secundarios, con perfiles metabólicos más limpios y en consecuencia menos perjuidiciales para los pacientes. También han aparecido formulaciones más cómodas, como por ejemplo los inyectables de larga duración (que se administran cada 15 días, mensuales, o incluso trimestrales). La primera ventaja que uno intuye, es que al ser inyectables, la adherencia al tratamiento es mayor (uno se asegura de que el paciente recibe su tratamiento porque acude a su centro a que se le administre la inyección, y con ello disminuye el número de recaídas y hospitalizaciones). Otras ventajas que tienen que ver con un mejor perfil de efectos secundarios, también podían esperarse. No obstante, no había grandes estudios que demostraran los beneficios que se presumían de dichos fármacos.

Una reciente publicación de la revista «Schizophrenia Research», realizada sobre la friolera de 29.823 pacientes con esquizofrenia a los que se hizo seguimiento por casi 6 años, concluye que en los pacientes con esquizofrenia, el uso de tratamientos de larga duración (los famosos inyectables) se asocian a una reducción del riesgo de muerte de aproximadamente un 30% respecto de los antipsicóticos vía oral, siendo Xeplion ®, Abilify Maintena ®, y Abilify oral ® los que se asocian a una menor mortalidad en comparación al resto. Esto puede sugerir, que el tratamiento ininterrumpido de la esquizofrenia con estos tratamientos puede ser la opción más adecuada para proteger a los pacientes del daño neuronal (neurotoxicidad) que suceden durante las recaídas psicóticas, el deterioro clínico, y la elevada mortalidad que se asocia a la psicosis no tratada, o a la psicosis que es tratada con antipsicóticos de primera generación. 

A partir de este estudio y otros previos, un año después, el Dr. Henry A. Nasrallah de la Universidad de Saint Louis en Missouri (USA), saca una serie de conclusiones que publica en la misma revista en 2018.

En estas conclusiones, destaca la importancia de tratar con antipsicóticos de segunda generación (como los mencionados anteriormente) a los pacientes desde el inicio, por los siguientes motivos: 

  • Con las recaídas psicóticas, las estructuras cerebrales sufren daño (atrofia cerebral por destrucción de los neuropilos neuronales).
  •  Mientras los antipsicóticos de primera generación (los fármacos más antiguos, como el haloperidol) producen neurotoxicidad, es decir, destruyen la neurona, los fármacos de segunda generación han mostrado presentar efectos neuroprotectores (protegen el cerebro).
  • Los fármacos inyectables garantizan la adherencia, y por tanto disminuyen el riesgo de recaídas: es decir, si pautamos una medicación oral, no sabemos si el paciente va a tomar el fármaco o no, mientras que si la administración es inyectable, al tener que acudir a su centro a administrársela, tenemos la certeza de si lo hace o no.

Para los lectores más avanzados en la materia, los efectos neuroprotectores de los antipsicóticos de segunda generación que a día de hoy se han estudiado y descrito son los siguientes:

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  • Aumentan los factores neurotrópicos (NFG y BDNF), los cuales disminuyen en la psicosis.
  • Favorecen la neurogénesos.
  • Protegen a las neurona corticales de la toxicidad debida al glutamato.
  • Revierten el descenso de la concentración de glutatión inducido por PCP.
  • Protegen a las neuronas de la corteza cerebral de la lesión causada por dizocilpina
  • Protegen frente a la muerte celular inducidad por betaamiloide y peróxido de hidrógeno. 
    Tienen un efecto antiinflamatorio.
  • Revierten la pérdida de espinas dendríticas en la corteza prefrontal inducida por la disminución de la dopa,mina. 
  • Previenen la lesión de la oligodendroglía causada por la microglía y activada por el interferón gamma.
  • Previenen la pérdida de espinas dendríticas causadas por PCP si se ha utilizado previamente (no con haloperidol).
  • Revierten la expresión génica inducida por PCP.

Por supuesto aún queda mucho que aprender sobre una enfermedad tan compleja como la esquizofrenia, pero espero que estos datos arrojen algo más de luz para ir terminando con esas controversias, y los pacientes puedan poco a poco ir mejorando su calidad de vida. Hemos avanzado mucho, pero aún queda un gran camino por delante.

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