Categoría: Actualidad, Depresión, Psiquiatría
Etiquetas: #salud mental, #verano
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El verano suele asociarse con descanso, vacaciones y buen ánimo. Sin embargo, para muchas personas esta estación no trae necesariamente bienestar emocional. El calor, los cambios de rutina o las expectativas sociales pueden afectar (y mucho) a nuestra salud mental.
Un estudio publicado en The Lancet analizó datos de más de 2 millones de personas en EE. UU. y concluyó que las altas temperaturas están relacionadas con un aumento de síntomas depresivos. Aunque aún no se conocen todos los mecanismos, se cree que el mal dormir, la irritabilidad o el aislamiento que provoca el calor extremo influyen negativamente en nuestro estado de ánimo.
Además, durante el verano es habitual alterar los hábitos: comemos y dormimos a deshoras, dejamos de lado el ejercicio físico o nos enfrentamos a situaciones familiares que no siempre son tan idílicas como la publicidad sugiere. Para quienes ya están atravesando una situación vulnerable (como un duelo, ansiedad o depresión), estos cambios pueden ser especialmente difíciles.
Y luego está la presión por «disfrutar». Las redes sociales se llenan de imágenes de felicidad, cuerpos perfectos en la playa y planes de ensueño. Si no te sientes así, puedes llegar a pensar que hay algo mal en ti. Pero no, no hay nada mal. Lo importante es no compararse y escuchar lo que uno necesita.
El verano también puede ser una buena oportunidad para cuidarse de otra forma: bajar el ritmo, conectar con la naturaleza, hacer pequeños planes que aporten calma. No tiene que ser perfecto. Solo real.
Si sientes que el verano no te está sentando bien, no lo minimices.
Tu salud mental importa los doce meses del año.
Y buscar apoyo es siempre un paso valiente, en cualquier estación.
En mi consulta encontrarás un espacio seguro donde poder hablar sin juicios, entender lo que te ocurre y recibir el acompañamiento que necesitas.
La salud mental no se toma vacaciones.
Si sientes que algo no va bien, aquí estoy para ayudarte.
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