Cuando hablamos del tratamiento de la depresión, el objetivo que tenemos en mente desde un principio es tratar de conseguir la remisión completa de los síntomas; es decir, que desaparezcan los síntomas clínicos de dicha depresión (la tristeza, la pérdida de interés o de placer por las cosas…).

 

No obstante, cada vez hay más evidencia de que debemos ir más allá, y tratar además los síntomas residuales, para conseguir recuperar la funcionalidad del paciente al nivel pre-mórbido. ¿Y esto qué significa? Se trata de devolver al paciente a su estado previo, antes de la depresión.

 

Y es que a menudo, en la práctica clínica, se nos puede escapar que debajo de esa tristeza, esa apatía o ese desinterés por las cosas, también hay otros síntomas, con frecuencia más difíciles de evidenciar y más persistentes en el tiempo, a los que llamamos síntomas residuales.

 

Estos síntomas residuales serían por ejemplo el cansancio, las alteraciones del sueño, o los síntomas cognitivos (alteraciones de la memoria, de la velocidad de procesamiento, del tiempo de reacción, de la atención compleja, o de la flexibilidad cognitiva).

 

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Se ha demostrado que esos síntomas residuales pueden conducir al deterioro del individuo, incluso después de que se produzca lo que hasta hoy entendemos como “remisión completa” (de los síntomas).

 

Además, los síntomas cognitivos van a interferir en otra serie de circunstancias a tener en cuenta, tales como:

 

  • Mayor incumplimiento terapéutico (como por ejemplo errores en las tomas de los medicamentos)
  • Mayor número de recurrencias de episodios depresivos
  • Menores tasas de respuesta al tratamiento farmacológico
  • Menores tasas de remisión completa
  • Afectación en la vida social, laboral y familiar.

 

Por todo ello es fundamental que el psiquiatra siempre explore los síntomas cognitivos, ya sea mediante la propia entrevista clínica, o bien a través de escalas (como la Sheehan, o la RDQ), autoinformes aplicables (como la COBRA, o el PDQ-D)  o incluso apps (como por ejemplo la THINC-it, que incluye una versión reducida de la PDQ-D, junto con otras pruebas neuropsicológicas).

 

Algunos fármacos de la industria han demostrado tener efectos procognitivos adicionales a los propios efectos antidepresivos. Ejemplos de estos fármacos son la vortioxetina o la tianeptina, sin duda moléculas a tener en cuenta especialmente en pacientes en los que los síntomas de depresión remiten parcialmente, pero perduran estos otros síntomas cognitivos, que sin duda también afectan a la funcionalidad del individuo.

 

Fuentes:

 

  • VII Curso docente GETBA, Marzo 2019
  • Romera, I., Pérez, V. y Gilaberte, I. (2013). Remisión y funcionalidad en el trastorno depresivo mayor. Actas Esp Psiquiatr 2013;41(5):263-8
  • XVI Seminario Lundbeck “Dale la vuelta a la depresión” (Progress in mind)

 

 

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