La cloroquina e hidroxicloroquina son tratamientos bien conocidos por su uso para el tratamiento y prevención de la malaria, que últimamente han estado más en boca de todos por su reciente uso en urgencias de casos graves de infecciones por COVID-19.

Es de sobra conocido que puede producir alteraciones cardiacas, renales y oftalmológicas. Pero no se conoce con seguridad sus efectos a nivel neuropsiquiátrico.

Sí se han reportado un 12% de trastornos neuropsiquiátricos con el uso de estos fármacos (concretamente amnesia, delirium, alucinaciones, pérdida de memoria y  de conciencia). Síntomas que suelen aparecer al inicio de tratamiento y parecen ser independientes de las dosis empleadas.

No obstante, no queda claro si estos síntomas se deben al fármaco en sí o a la propia enfermedad por COVID-19, que como ya expliqué en un artículo anterior, también puede producir síntomas similares.

Harían falta estudios clínicos aleatorios de calidad para poder determinar si existe relación causal o no y lo cierto es que a día de hoy no los tenemos.

Fuera como fuere, la FDA ha revocado el pasado 15 de Junio de 2020 la recomendación del uso de estos fármacos en urgencias para el tratamiento de COVID-19.

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